Acróstico

Los quince años que cumples yo nunca olvido
Y es que en tu alma no hay marcas de tristes huellas,
Lo que significa que Cristo te ha bendecido
Y ha regado en tu senda polvo de estrellas.

Ahora yo le pido que haya en tu vida
Nada más amor puro como deseas,
Más una emoción plena, noble y sentida
Y que tú y yo digamos "bendito seas".

Ríos de Luna de Oriente por tu camino
Endulzando tus pasos y tu destino;
Y alumbrando en mis ocasos tus embelesos.

Anhelando en mi otoño tu devoción,
Ganármelos por siempre con emoción,
Jurar sentir en mi alma tus castos besos.

-Catemaco, Ver. 1982

Soneto

Tiene tu voz arpegios de laúd viejo
y es tu cara de Virgen con su sonrisa
melancólica y triste, claro reflejo
de aquella misteriosa de Mona Lisa.

Tus manos son como alas de mariposa
y cuando me acarician tan suavemente,
es como si volaran graciosamente
dos mariposas blancas sobre una rosa.

Emana de tus ojos dulce ternura
de amor y sacrificio, tierna dulzura
con la triste nostalgia que mira un niño.

Y sufre tu mirada con mis enojos
y cuando ves tristeza tras de mis ojos
me consuelas amable con tu cariño.

-Salina Cruz, Oax. 1972

Mis labios te suspiran
como suspira el río
por la floresta umbría
del alma vegetal.

Con mis ojos te busco
como busca la abeja
el cáliz de las flores
con lluvia de cristal.

Mis manos cuando palpan
las alas y los pétalos
te llaman amorosas
para traerte a mí.

Y mi alma, adolorida
desde que tú te fuiste,
cruzando el infinito
sin forma, va hacia ti.

-1968

Ternura

Este afán de ternura
que desgarra mi pecho,
es fuente de amargura
por lo que ya está hecho.

Si los dos nos quisimos,
si los dos nos queremos
¿por qué nunca obtuvimos
lo que merecemos?

Tal vez los dos hicimos
lo que nunca debimos
pero si esto es castigo

yo burlaré al destino
y encontraré el camino
para que estés conmigo.

-Veracruz, Ver. 1967

Tú y yo

Yo sé que otra vez sueño volverás a mi vida,
que ha sido, por tu ausencia, una senda perdida
y otra vez con tu vuelta, brillará en mi destino,
la luz de la esperanza que perdí en el camino.

Dolorosa y cansada que siguió mi existencia;
cuando el alma clamaba toda por tu presencia
y yo nunca lo supe y tú no lo supiste,
porque no te dije, ni tú me lo dijiste.

Y se perdió en el tiempo aquel amor inmenso
que torturó mi alma con un dolor intenso
y aquel sueño, que pudo haber sido tan bello
y que los dos creímos ya olvidado y muerto,
hará crecer las rosas de los dos, en el huerto.
¡Todavía podemos amar después de ello!

-1967

Campeche

Tus bellezas pintó García Jurado
con mágicos pinceles de poeta,
y describió tu garza y tu venado,
la quema, el río, el tigre y la caleta.

Y tus mujeres, flores campechanas,
de dulce tono y voces sonajeras,
con su donaire y garbo soberanas,
como el grácil cimbrar de tus palmeras.

Pasean su hermosura por las calles
y amando a tus hombres y a tu suelo
lucen las esbelteces de sus tallos.

Mientras las nubes tejen sus encajes
en el azul marino de tu cielo
cambiante por eróticos celajes.

Tu laguna de Términos, planteada
por tus noches románticas de luna,
con su perla del Carmen, engarzada
en montura de palmeras, cuna

de nobles y perínclitos varones
y de mujeres de ancestral dulzura
que conversando al pie de sus balcones
hermosean las noches de frescura.

Fue tu palo de tinte, trasluernante
viajero que surcó mares y playas
llorando en su perdón de navegantes
los asaltos priáticos y fieros,
la estirpe señorial de tus murallas
y los vaivenes de tus cocoteros.

Recuerdo el botín de bucaneros
destaca su perfil
y en tu suelo bendito, cocoteros,
se mezclan con las cañas y el maíz.

En tu mar juguetea la mantarraya
y te da su riqueza el camarón
y en tierra te ennoblece la muralla
que pregona tu estirpe y tu blasón.

Hacia tu cielo miran los ramajes
de cedro y caobas enlazados
y salpican el sol de tus paisajes
en ágiles retozos, tus venados,
el color verde gris de tus follajes
y el culebrear de arroyos irisados.

Clamor

Cada vez que te evoco, hay un verso
que me brota quién sabe de dónde;
es un verso que inspira, tu nombre,
el destino de mi sueño adverso
y este amor que en mi pecho se esconde.

Es un verso que viene de lejos
confundido con otros, ya viejos,
que en la noche del tiempo se pierden
al calor de un recuerdo querido
y en mi obscuro pasado han vivido.
En mi verso no hay nada que asombre
a no ser la pasión que te tengo,
que a través de los tiempos persiste,
me acompaña doquiera que vengo
y que ha hecho mi vida tan triste.

Es un verso que pasa llorando,
que penetra en mi alma clamando
que a los dos nos separa un abismo.

Es un verso que deja sangrante
mi febril corazón palpitante
y un gran sinsabor en mí mismo.

-1967

El reencuentro

¡Ahora sé que me quieres! antes no lo sabía,
y el conocerlo, ha sido una revelación
que transformó en un cielo de luz y armonía,
mis largas noches negras de desesperación.

Y hoy que vuelvo a encontrarte, tras los años vividos
tantos y tantos años de no estar a tu lado,
siento la pena inmensa de esos años perdidos
¡de esos perdidos por no haberte buscado!

Sufriré para siempre, siempre pensando en ellas,
que en mi vida pudieron haber sido tan bellas
y que ya se perdieron en mi pasado triste,

¡porque yo no sabía! si lo hubiera sabido,
en vez de tanto tiempo de dolor y olvido
todo hubiera cambiado, ¡pero tú no quisiste!

-D. F. 1967

Nada

¡Nada! Todo se acaba, juventud y quimera,
el soplo de la vida, llega y se escapa a prisa.
Qué triste contemplar la grisácea ceniza,
después del resplandor cegador de la hoguera.

¡Nada!... Todo se acaba... inexorablemente
después de la cosecha... queda el surco vacío.
¡Qué triste darse cuenta de que un amor tardío
ahonda sus raíces... inexplicablemente!

¡Nada!... sombras espesas, saturando los cielos,
dolor insoportable, calando las entrañas,
certidumbre terrible de ser como un extraño...
que se pierde en la ruta, sin fin, del desconsuelo.

¡Nada!... sólo la angustia de un alma fracasada,
que al cruzar un camino, se pierde en un recodo...
¡Sabiendo que en mi vida lo sigues siendo todo!...
y en cambio, yo en la tuya, nunca llegué a ser nada.

-Frontera, Tab. 1954

Mujer

Al ver salir la luna,
en mi eterno vagar,
te añoro, y no hay ninguna
a quien por su cariño
pudiera yo añorar.

-Veracruz, Ver. 1951

Apasionado

¡Tómame ahora, amante!
tómame ahora que mi carne es fresca;
ahora que mis labios son de fuego
y de pasiones tormentosas mi alma.

¡Tómame ahora amante!
no dejes que mi carne se envejezca
y que se apague el fuego, con el tiempo,
en mis marchitos labios.

Antes que las tormentas de mi alma
las conviertan los años,
en lagos limpios de apacible calma.

Y ya no pueda darte, apasionante,
el placer reverente de mi cuerpo.
¡Tómame ahora, amante!

-Tampico, Tamps. 1951

Corazón

Como ave que cruza en la distancia
pasé cerca de ti, y entorpecido,
dejé mi corazón de estirpe rancia,
colgado de un jirón de tu vestido.

-Nueva Orleans, 1947

Mujer y mar

En el mágico mundo del mar
siempre hay algo nuevo en
que pensar.

El recuerdo de la mujer,
lo he llevado en la memoria
cuidándolo para que el tiempo
no lo desgaste.

Y en las noches calladas de
esta soledad, en medio del mar
puedo finalmente inspirarme,
en ti mujer y en ti mar.

El reto

Conocí por su nombre a las estrellas
y pregunté una a una,
sobre tu amor el pensamiento de ellas
... pero no quiso contestar ninguna.

Y al mar, que de sima en lo profundo,
encierra mucho, extenso cementerio,
interrogué, con el dolor de un mundo,
sobre tu amor el trágico misterio.

Se encrespó el ponto en movimiento rudo
al preguntarlo si sabías amor;
mas a mi ruego permaneció mudo...
¡tampoco quiso contestarme el mar!

Acostumbrado a todos los rigores
de brisa suave y viento huracanado,
le pregunto de ti a las tempestades
y a la brisa, que a caso en el poblado
mundo, existe de todas las edades;
y suspendido de su ansiado acento,
creí saber entonces tus maldades
¡mas... no me pudo responder el viento!

E increpé a las nubes y a la tierra
por si ellas conocían tu amor secreto,
en desesperación que todo aferra;
y como obedeciendo obscuro veto,
con silencio que aterra,
ninguna de ellas contestó a mi reto.

Al cielo me volví desesperado,
a preguntarle con cristiano anhelo,
si acaso a mi cariño apasionado
correspondías con el mismo celo
o lo hundirías por siempre desolado,
¡Y... nunca quiso contestarme el cielo!

Ya para nunca volverá la calma,
perdí las ilusiones y la fe,
de una mujer, estoy seguro, el alma,
jamás conoceré.

-B.V. "Marmex", en la mar, 1946

Relato

Tú, que desconoces los mil sufrimientos
y que has ignorado el lúgubre acento
de las tempestades, el mar y los vientos;
deja que descanse aunque sea un momento.

Bríndale el refugio de tus senos tersos
a la honda fatiga de mi pelo cano,
que yo, con dulzura tranquila de hermano,
entre tarde y tarde te diré mis versos.

Conocerás tierras y lejanos mares
y palmas, y brumas y playas remotas;
sabrás de mil cosas y de mil lugares
y verás cetáceos y verás gaviotas.

Estamos juntos con mis infortunios
en las noches largas de triste llorar;
seremos un alma en los plenilunios
de noches de estrellas que invitan a amar.

Verás por las tardes cambias los celajes
de los cielos grises y los cielos claros;
te contaré historias de amores y viajes
y sabrás de puertos y pueblos.

Me miraré en tus ojos como claras estrellas
y besarás mi frente con un beso de amor
sepultaré mis penas, renacerán quimeras
al mágico cariño de tus manos tan bellas,
y alejarán tus labios este acerbo dolor.

Mi primer amor

Está lejos de mi alma la mujer que yo adoro;
está lejos la amada y hace muchos días
que al par que su recuerdo, en mi soledad añoro
las dichas que pasaron, las idas alegrías,
los mil besos amantes en sus cabellos de oro,
sus blancas manos suaves que tanto fueron mías...

En las noches sin nubes que triunfan las estrellas,
la adoro en cada una, como lo hiciera el mar,
y como si estuviera enamorado de ellas,
el ponto sube al cielo nostálgico de amar.

Ya no veré a la amante de los cabellos rubios,
me perderé por siempre en el profundo azul.
Llevaré mortaja mis pensamientos turbios
y una tarde de mayo me envolverá en su tul.

-B. V. "Baja California", en la mar, 1946

En mi pensamiento

Manto de estrellas el cielo;
espejo del cielo, el mar;
recuerdos tristes en mi alma,
dulzura en el corazón.

Manchas grises las montañas
en el horizonte azul;
tallos de lirios las palmas
movidas al viento Sur.

Se oculta el sol en el monte,
se oculta el mar con el sol;
sus ondas bajan y suben,
juguetes del viento son.

Silencio grave en la noche,
cocullos, rumor de mar;
recuerdos pasan y mueren,
olas que vienen y van;
tranquilidad en el alma
y en mi pensamiento, tú.

-Barco "Marmex", Isla del Carmen, B.C. 1946

Lo nuestro

Ya no sufro por ti; ya la tortura
por tu cariño inanimado y frío,
ha borrado su huella de amargura
y ha tranquilizado mi extravío.

Ya no sufro por ti, y en mi sombrío
horizonte interior han florecido,
como regadas por el llanto mío,
ilusiones de amor correspondido.

Ya me cansé de suplicarte, en vano
sacrifiqué mi orgullo, ya en tu pecho
no queda más que un corazón deshecho
incapaz de querer, cruel e inhumano.

Repartiré tu amor y quizá un día
logré olvidar que te adoré; no es mucho
lo que me queda por vivir y lucho
por vivir mucho menos todavía.

Ya lo nuestro pasó, como las cosas
que tiene que pasar, y en el lodo
quedó enterrado como queda todo;
ahora sólo hay fango sobre rosas.

-Valparaíso, Chile, 1945

Amada

Llegué a quererte tanto,
que veía en cada cosa,
una perla, un zafiro, una estrella, una rosa,
de tu boca el encanto.

Y brotaba al recuerdo
de esos ratos felices,
bajo los cielos claros, bajo los cielos grises,
a mis ojos el llanto.

-Veracruz, Ver. 1944

Quisiera ser

Quisiera ser un ave que volara
sobre la inmensidad del amor,
o un recuerdo que viviera en tu alma
por una eternidad.

Quisiera ser la hoja que ya suelta,
queda a merced del viento;
o la palabra triste que brota por tu boca
desde tu pensamiento.

Quisiera ser la ola que se mueve
en las playas desiertas y remotas,
o el destino que une los dolores y penas
de nuestras almas rotas.

Nostalgia

Viene la noche con temblor de estrellas
y cuando te recuerdo,
invade mi alma la nostalgia triste
y llora mi corazón gotas de sangre
¡Gotas de sangre porque tú te fuiste!

Antes de tí, la soledad amaba,
despreciaba las penas,
y su terca presencia me traía
una felicidad toda tristeza
y una triste y recóndita alegría.

Y esa soledad tan exquisita,
que llenaba mi alma
de ternura infinita y parecía
disfrutar de una paz y de una calma,
como de filosófica armonía.

Pero después de conocerte, siento
inenarrable y dulce sufrimiento,
y hoy es mi soledad tan espantosa
cada vez que estás lejos, que en mi loca
esperanza por besar tu boca.

Añoranzas

Las noches de los puertos, fondeados en bahías,
callados y serenos como un vivir en paz;
tus labios en mis labios, tus manos en las mías
y juntos a mis cabellos, el calor de tu faz.

Sintiendo los recuerdos de momentos a momentos,
pasar sin detenerse, como estrella fugaz;
añorando los viajes que surgen como un canto
y junto a mis cabellos, el calor de tu faz.

Haciendo remembranzas de locas tempestades,
de amores que se fueron... y no volverán más;
trayendo a la memoria las viejas amistades
y junto a mis cabellos, el calor de tu faz.

¡Ah, noches de los puertos, calladas y serenas!
tus manos en mis manos, tus penas en mis penas
y en nuestros corazones ansia eterna de paz.

¡Ah, noches de los puertos, de mar y luna llena
con los propios recuerdos y añoranzas ajenas,
no me dejen tan solo; no se vayan jamás!

Olvido

Me voy lejos, muy lejos de su lado;
ya no la veré más por mucho tiempo,
y ahora que me falta es cuando siento
la nostalgia en las horas del pasado.


Me voy... y quizá olvide algún momento
su imagen gris, mi pensamiento enfermo,
tal vez no me atormenten cuando duermo,
los trinos dulces de su dulce acento.

Me voy... como se van todas las cosas;
tratar de detenerme sería en vano;
no detienen las nieves a las rosas,

Ni detiene el espíritu a la mano.
Recordaré sus versos y sus prosas
y tal vez la veré en otro verano.

-Veracruz, Ver. 1943

Amor

Tú has visto en mis ojos la nostalgia del llanto;
que conoces la causa de este enorme dolor.
¡Haz que viva su alma! ¡Que palpite al encanto!
¡Haz que todas sus fibras se conmuevan de amor!

-Guayaquil, Ecuador, 1945

Recuerdo

Fue una mezcla rara de lascivia y ternura;
un maridaje extraño de amor y miseria,
se encontraron un día mi locura y su histeria
y confraternizaron su histeria y mi locura.

¡Qué florecer de ensueños en la caricia impura!
¡Qué brillar de ilusiones en la odiosa lascivia!
¡Qué placer doloroso! perversión y tragedia,
asco y remordimiento en la sucia aventura.

Siempre recuerdo aquello con profundo desprecio
porque tuvo su empiezo, su final y su precio.
Adorada, perdona, lo que sigue es muy feo;

El pecado y la carne forman vínculo fuerte.
¿El final de la historia? La lujuria y la muerte,
y aún después de la muerte, la obsesión del deseo.

Ruego

¡Ven! Unamos nuestros labios.
Que sigan su curso las vidas,
que no haya en las almas resabios
de viejas heridas.

Déjame unir mis labios a tu boca
y dejemos correr en un beso;
pensamientos dulces, en la mente loca,
con las alegrías de nuestro embeleso.

Quédate conmigo, mira, te lo ruego
ven, tan sólo quiero tus consejos sabios
en un beso eterno; y me iré luego.
¡Ven! Unamos nuestros labios.

-Veracruz, Ver. Mayo 1942

Nosotros

Como la luna al aclarear el cielo,
figura sombras sobre el manto azul,
en mi cerebro obscuro se confunden
las sombras de los dos.

Ignoro si es idea de mi enfermo
cerebro, o si es verdad;
lo que sí sé de cierto es que no pueda
separarse jamás.

Mas luego que mis ojos te contemplan
notando dolorosos tu frialdad,
admiten el alma con inmenso llanto
la triste realidad.

Ignoro si es, tal vez, por la amargura
que mata lentamente el corazón
pero es entonces cuando sé de cierto
¡qué sólo sombras son!

Sé que es inútil proseguir la lucha
y que en vano alimento mi quimera,
sé que tu falsa dignidad es mucha
y que no ha de volver la primavera.

Quimera

Le vi en la ventana,
por la vez postrera.
Tu cara de Virgen,
ensueño y quimera,
se grabó en mi mente
y por vez primera
supe que te amaba
delirantemente.

-Mazatlán, 1940

Solo

No me vuelvas a ver, déjame solo;
ni falsos besos ni caricias vanas.
No has de fundir la nieve de mis canas
que el sol no logra acalorar al polo.

Ella

Entre la transparencia de colores
cabe bellos celajes de armonía,
la espuma blanca de la mar bravía
traía a mi recuerdo sus amores.

Era ella, sí, ella, la que un día
con tristeza y temblando se despidió de mí,
la de los dulces labios de color carmesí
y la mirada llena con mi melancolía.

Y ahora que marino, navego sin cesar
arrastrando en mi pecho esta ansia de amar
por los mares de DIOS.

Es triste mi destino
pues ya no habrá un camino
para nosotros dos.

-Mazatlán, febrero 1940.

Mi Libro

En este libro que ha estropeado el tiempo
y que con devoción palpo y contemplo,
aquí está mi tesoro.

Toda una vida de esmeralda y oro,
de inspiración, de luz, de sufrimiento.

Escrito en él está con dulce acento
aquél amor que fue, la vida dura
que forjó en mi memoria la ventura
de mares, tempestades y gaviotas.

Aquí las viejas ilusiones rotas
de lo que pudo ser y nunca ha sido,
de lo que no llegó, de lo que ha huido
de aquella juventud que ha terminado
de aquel placer de amar y ser amado;
del violento anhelar por lo que nunca
llegó; de aquella historia trunca
que se perdió en la noche de mi mente
y revivió después muy lentamente.

En este viejo libro que agoniza
como el fuego que cubre la ceniza,
todo lo que he vivido y lo que añoro
los recuerdos que han muerto y los que evoco
en este libro que contemplo y toco
aquí está mi tesoro.