Las noches de los puertos, fondeados en bahías,
callados y serenos como un vivir en paz;
tus labios en mis labios, tus manos en las mías
y juntos a mis cabellos, el calor de tu faz.
Sintiendo los recuerdos de momentos a momentos,
pasar sin detenerse, como estrella fugaz;
añorando los viajes que surgen como un canto
y junto a mis cabellos, el calor de tu faz.
Haciendo remembranzas de locas tempestades,
de amores que se fueron... y no volverán más;
trayendo a la memoria las viejas amistades
y junto a mis cabellos, el calor de tu faz.
¡Ah, noches de los puertos, calladas y serenas!
tus manos en mis manos, tus penas en mis penas
y en nuestros corazones ansia eterna de paz.
¡Ah, noches de los puertos, de mar y luna llena
con los propios recuerdos y añoranzas ajenas,
no me dejen tan solo; no se vayan jamás!