Mis labios te suspiran
como suspira el río
por la floresta umbría
del alma vegetal.

Con mis ojos te busco
como busca la abeja
el cáliz de las flores
con lluvia de cristal.

Mis manos cuando palpan
las alas y los pétalos
te llaman amorosas
para traerte a mí.

Y mi alma, adolorida
desde que tú te fuiste,
cruzando el infinito
sin forma, va hacia ti.

-1968