Tiene tu voz arpegios de laúd viejo
y es tu cara de Virgen con su sonrisa
melancólica y triste, claro reflejo
de aquella misteriosa de Mona Lisa.
Tus manos son como alas de mariposa
y cuando me acarician tan suavemente,
es como si volaran graciosamente
dos mariposas blancas sobre una rosa.
Emana de tus ojos dulce ternura
de amor y sacrificio, tierna dulzura
con la triste nostalgia que mira un niño.
Y sufre tu mirada con mis enojos
y cuando ves tristeza tras de mis ojos
me consuelas amable con tu cariño.
-Salina Cruz, Oax. 1972